Asistimos a esa jornada cuyo resumen es:
Tratándose
de una cuestión que afecta a millones de personas en todo el mundo,
ha recibido mucha atención por parte de numerosos organismos
públicos en muchos países.
En
España se ocupa el Comité Científico Asesor de Radiofrecuencias y
Salud. Internacionalmente se ocupan organismos como el ICNIRP
(Comisión Internacional sobre Protección de Radiaciones
No-ionizantes), la Organización Mundial de la Salud, etc. (Todas
tienen mucha información en sus portales de Internet)
El
comportamiento de las radiaciones electromagnéticas varía mucho
según su frecuencia. Las que nos ocupan aquí (servicios de telecomunicación) están muy alejadas de
las radiaciones ionizantes y de las que producen efectos
fotoquímicos. Sólo tienen efectos térmicos. Numerosísimos
estudios serios realizados en diversos países han determinado que, efectivamente, producen un efecto de calentamiento en los tejidos del cuerpo humano, pero solamente si tienen suficiente energía. Hoy se conoce perfectamente a partir de qué nivel de energía puede producirse algún efecto en el cuerpo humano. En consecuencia, se han publicado normas especificando los niveles que no se deben
sobrepasar y que, por prudencia, se han establecido, por lo menos, 50 veces inferiores al mínimo
que puede afectar al cuerpo humano.
Las
instalaciones que tenemos en España, aún sumando los efectos de
todos los terminales, estaciones base, WiFi, etc. funcionando todos a la vez, sólo alanzan el 4%
del máximo establecido que, como hemos dicho, ya de por sí es muy inferior al que puede percibir nuestro cuerpo.
Por otra parte, el cuerpo humano está adaptado a vivir en las condiciones
reinantes en nuestro planeta. Entre otras cosas, a recibir
radiaciones procedentes del sol, al campo magnético de la tierra, a
su radiactividad natural, a la radiación cósmica, etc. La energía
que difunden los sistemas de telecomunicación es muy inferior a la
de las fuentes naturales.
Con
todo, se han publicado notas alarmantes atribuyendo efectos nocivos a
estas radiaciones, pero carecen de fundamento. Decir cosas es fácil.
Y utilizar argumentos falaces también. Y publicar noticias alarmantes "vende" Pero lo que determina lo que
pasa a nuestro organismo es la realidad, no la fantasía. Siempre hay que contrastar lo que leemos con otras fuentes de información y asegurarnos de que son fiables, serias y reconocidas universalmente.
Para quien quiera más detalles, hay amplia información en:
http://ccars.org.es/
http://www.icnirp.org/
https://www.coit.es/noticias/el-comite-cientifico-asesor-en-radiofrecuencias-y-salud-ccars-analiza-las-ultimas